
Francisco de Goya y Lucientes nació en 1746 en Fuendetodos, un pueblo de la provincia de Zaragoza.Francisco de Goya fue un protegido de la Duquesa de Osuna lo que le permite convertirse en el año 1785 en pintor del rey Carlos III, y en 1799 en el pintor de camara del rey Carlos IV.Goya representó seis estilos diferentes en sus obras: costumbristas, retratos, pinturas religiosas, temas patrióticos, pinturas negras, grabados y dibujos.
Nadie
fue más sordo que Goya al siglo XIX, pese a haber cumplido en él casi tres
décadas y haber sobrevivido a sus feroces guerras. Se quedó sordo de verdad
cuando amanecía la centuria, pero no ciego. Y a fuer de mirar a su aire se
convirtió en un visionario. Ese hombre cabal, lúcido y baturro gestó las
pesadillas que creemos tan nuestras afincado en un Versalles provinciano y en
una Ilustración de pueblo. La dieciochesca, acanallada España que le tocó vivir
le valió para todo y para nada. Su tozudez y brío fueron su patrimonio: con
tales alforjas saltó desde su infancia hasta la infancia de las vanguardias,
que en el siglo XX lo reivindicaron como maestro. Nadie se explica aún ese raro
fenómeno: fue un pintor y un profeta solitario venido desde antiguo hasta ahora
mismo sin pasar por la Historia.

Francisco
de Goya nació en el año 1746, en Fuendetodos, localidad de la provincia
española de Zaragoza, hijo de un dorador de origen vasco, José, y de una
labriega hidalga llamada Gracia Lucientes. Avecinada la familia en la capital
zaragozana, entró el joven Francisco a aprender el oficio de pintor en el
taller del rutinario José Luzán, donde estuvo cuatro años copiando estampas
hasta que se decidió a establecerse por su cuenta y, según escribió más tarde
él mismo, "pintar de mi invención".
A
medida que fueron transcurriendo los años de su longeva vida, este "pintar
de mi invención" se hizo más verdadero y más acentuado, pues sin
desatender los bien remunerados encargos que le permitieron una existencia
desahogada, Goya dibujó e hizo imprimir series de imágenes insólitas y
caprichosas, cuyo sentido último, a menudo ambiguo, corresponde a una fantasía
personalísima y a un compromiso ideológico, afín a los principios de la
Ilustración, que fueron motores de una incansable sátira de las costumbres de
su tiempo.
Pero
todavía antes de su viaje a Italia en 1771 su arte es balbuciente y tan poco
académico que no obtiene ningún respaldo ni éxito alguno; incluso fracasó
estrepitosamente en los dos concursos convocados por la Academia de San
Fernando en 1763 y 1769. Las composiciones de sus pinturas se inspiraban, a
través de los grabados que tenía a su alcance, en viejos maestros como Vouet,
Maratta o Correggio, pero a su vuelta de Roma, escala obligada para el
aprendizaje de todo artista, sufrirá una interesantísima evolución ya presente
en el fresco del Pilar de Zaragoza titulado La gloria del nombre de Dios.
Todavía
en esta primera etapa, Goya se ocupa más de las francachelas nocturnas en las
tascas madrileñas y de las majas resabidas y descaradas que de cuidar de su
reputación profesional y apenas pinta algunos encargos que le vienen de sus
amigos los Bayeu, tres hermanos pintores, Ramón, Manuel y Francisco, este
último su inseparable compañero y protector, doce años mayor que él. También
hermana de éstos era Josefa, con la que contrajo matrimonio en Madrid en junio
de 1773, año decisivo en la vida del pintor porque en él se inaugura un nuevo
período de mayor solidez y originalidad.
Cartonista de la Fábrica de Tapices
Poco tiempo después, algo más enseriado con su
trabajo, asiduo de la tertulia de los neoclásicos presidida por Leandro
Fernández de Moratín y en la que concurrían los más grandes y afrancesados
ingenios de su generación, obtuvo el encargo de diseñar cartones para la Real
Fábrica de Tapices de Madrid, género donde pudo desenvolverse con relativa
libertad, hasta el punto de que las 63 composiciones de este tipo realizadas
entre 1775 y 1792 constituyen lo más sugestivo de su producción de aquellos
años. Tal vez el primero que llevó a cabo sea el conocido como Merienda a
orillas del Manzanares, con un tema original y popular que anuncia una serie de
cuadros vivos, graciosos y realistas: La riña en la Venta Nueva, El columpio,
El quitasol y, sobre todo, allá por 1786 o 1787, El albañil herido.
Este último, de formato muy estrecho y alto,
condición impuesta por razones decorativas, representa a dos albañiles que
trasladan a un compañero lastimado, probablemente tras la caída de un andamio.
El asunto coincide con una reivindicación del trabajador manual, a la sazón
peor vistos casi que los mendigos por parte de los pensadores ilustrados.
Contra este prejuicio se había manifestado en 1774 el conde de Romanones,
afirmando que "es necesario borrar de los oficios todo deshonor, sólo la
holgazanería debe contraer vileza". Asimismo, un edicto de 1784 exige
daños y perjuicios al maestro de obras en caso de accidente, establece normas
para la prudente elevación de andamios, amenaza con cárcel y fuertes multas en
caso de negligencia de los responsables y señala ayudas económicas a los
damnificados y a sus familias. Goya coopera, pues, con su pintura, en esta
política de fomento y dignificación del trabajo, alineándose con el sentir más
progresista de su época.
ETAPAS.
Primera etapa
(1760-1774)
La primera etapa (también llamada etapa aragonesa o etapa juvenil) es esencial para comprender el origen y la evolución de Goya y su obra. esta etapa coincide con casi los mismos años del reino de Carlos III, (1759-1778).
En 1760 (cuando solamente tenía 14 años), Goya inicia su carerra artística. Ingresó en el taller del pintor y profesor zaragozano, José Luzan Martrínez. Luzan le enseña los rudimentos de la pintura y el dibujo. Durante estos años, Goya copia varias estampas, bodegones y temas devocionales. Los estilos preferidos de Luzan eran la estética rococó, (de raíz napolitano-romana, en la que se había formado en Nápoles) y el tardobarroco. Estos dos estilos fuero los primeros que aprende Goya.
(1760-1774)
La primera etapa (también llamada etapa aragonesa o etapa juvenil) es esencial para comprender el origen y la evolución de Goya y su obra. esta etapa coincide con casi los mismos años del reino de Carlos III, (1759-1778).
En 1760 (cuando solamente tenía 14 años), Goya inicia su carerra artística. Ingresó en el taller del pintor y profesor zaragozano, José Luzan Martrínez. Luzan le enseña los rudimentos de la pintura y el dibujo. Durante estos años, Goya copia varias estampas, bodegones y temas devocionales. Los estilos preferidos de Luzan eran la estética rococó, (de raíz napolitano-romana, en la que se había formado en Nápoles) y el tardobarroco. Estos dos estilos fuero los primeros que aprende Goya.
Las floreras o primaveras- Goya

Segunda etapa
(1775-1791)
Durante el año 1775, Goya salió de Zaragoza para ir a Madrid. Fransisco Bayeu convenció a Goya para empezar trabajando para Carlos III a la "Real fábrica de tapices." Casi todo de la segunda etapa de Goya la pasó creando los dibujos de los tapices.
Alrededor de 1778, por la combinación de una enfermedad y el deseo de ganar dinero, Goya comenzó a crear aquafuertes (grabados) sobre las obras de Velázquez. (Aguafuertes significa "etchings"). La creación de los aquafuertes es una constante que continua a lo largo de su vida.
(1775-1791)
Durante el año 1775, Goya salió de Zaragoza para ir a Madrid. Fransisco Bayeu convenció a Goya para empezar trabajando para Carlos III a la "Real fábrica de tapices." Casi todo de la segunda etapa de Goya la pasó creando los dibujos de los tapices.
Alrededor de 1778, por la combinación de una enfermedad y el deseo de ganar dinero, Goya comenzó a crear aquafuertes (grabados) sobre las obras de Velázquez. (Aguafuertes significa "etchings"). La creación de los aquafuertes es una constante que continua a lo largo de su vida.
La maja vestida

Tercera etapa
(1792-1810)
Los caprichos son la primera serie de grabados de Goya realizados por aquatinta y aguafuerte. Hay cuatro series de grabados, pero esta es quizás la más popular y importante.
(1792-1810)
Los caprichos son la primera serie de grabados de Goya realizados por aquatinta y aguafuerte. Hay cuatro series de grabados, pero esta es quizás la más popular y importante.

Cuarta etapa
(1811-1827)
Durante este tiempo en España, José Bonaparte estaba en el trono y cuando salió con sus ejercitos en el día de San Patricio en 1813, no fue hasta el próximo año que Frenando VII fue a restaurar su trono. Con su regreso trajo un reinado de miedo y terror. Todos que eran sospechados de colaborar con José Bonaparte fueron encarcelados por alta traición. Goya también fue uno de los sospechosos, porque cuando José Bonaparte era el rey, Goya se quedó como pintor de la corte. Se ocultó durante tres meses con la ayuda de su amigo, José Duasa y Latre. Cuando apareció, resumió su posición como pintor de la corte y pudo evitar la encarcelación. Esto es gracias, en parte, a las dos obras que hizo: el Dos de mayo y el Tres de mayo.
(1811-1827)
Durante este tiempo en España, José Bonaparte estaba en el trono y cuando salió con sus ejercitos en el día de San Patricio en 1813, no fue hasta el próximo año que Frenando VII fue a restaurar su trono. Con su regreso trajo un reinado de miedo y terror. Todos que eran sospechados de colaborar con José Bonaparte fueron encarcelados por alta traición. Goya también fue uno de los sospechosos, porque cuando José Bonaparte era el rey, Goya se quedó como pintor de la corte. Se ocultó durante tres meses con la ayuda de su amigo, José Duasa y Latre. Cuando apareció, resumió su posición como pintor de la corte y pudo evitar la encarcelación. Esto es gracias, en parte, a las dos obras que hizo: el Dos de mayo y el Tres de mayo.

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